Dulce despertar
¡Ay! Que mala suerte la mía,
no saber pintar y poder
plasmar en un lienzo…
tus ojos navegar por los míos
en éste dulce despertar.
Llenaría de matices éste momento
en que acariciada por tu voz
y sintiendo el suave aroma de tu piel
de los brazos de Morfeo…
me desprendo hacía tu amor.
¿Han sido los rayos del sol
pintando de ocre tu ensortijado pelo?
¿O el blanco puro de tus dientes
que ilumina tu pícara sonrisa?
¿O quizás el calor de tus besos
que tiñen de rojo mis apagadas mejillas?
Lo que sí puedo decirte amado mío:
Que en éste pintoresco amanecer
entre sombras y colores
se ha anclado en mi alma…
todo tu delicioso ser.
¡Ay! Que suerte la mía…
tener pintado en mi corazón
tu nombre junto al mío.
Pepa García
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